27 sept 2013

'No hay leyes contundentes contra atraco callejero': Luis E. Martínez

El general habla sobre los aciertos y desaciertos durante su paso por la Policía de Bogotá.

¿Esperaba ese cambio tan radical (del Comando de Bogotá a la Dirección Financiera de la Policía)?
Siempre debemos estar preparados para los cambios que el mando disponga y nos formamos con disposición y respeto por las decisiones de nuestros superiores. Esta es una etapa muy importante en mi carrera y una oportunidad para aprender cómo la parte administrativa apoya la operativa. Estoy entusiasmado por ese voto de confianza.
¿Cuál es su balance a pocos días de cambiar de cargo?
Me voy satisfecho por lo que hice por Bogotá, a pesar de que no logré las cifras que hubiera querido. Me le entregué a la ciudad como lo he hecho en 30 años de carrera. Perseguí las mafias de una manera implacable y los resultados están a la vista. Pienso que le cumplí a la ciudad con devoción, amor y mucho sacrificio.
¿Qué espina le quedó?
Faltaron muchas cosas por hacer, como desarticular otras organizaciones delictivas, pero para lograr ese propósito se requieren tiempo y correspondencia con otras entidades del Estado.
¿Existieron roces con la Administración Distrital?
Para nada. Entre el alcalde Gustavo Petro y yo siempre hubo buena comunicación. Desde un comienzo me declaré un hombre respetuoso de la Constitución y de las autoridades civiles, que llevan las riendas del Estado. Es natural que se presentaran diferencias, pero entre personas civilizadas siempre llegábamos a un entendimiento con el diálogo.
¿Cómo lee el aumento de la percepción de inseguridad de las encuestas?
Faltó revertir esa sensación. Pensar en una ciudad donde no se cometan delitos es una utopía, pero aquí hay un problema grave: lo que más daño le hace a la sensación de seguridad del ciudadano es el hurto callejero, y desafortunadamente aquí no hay leyes contundentes para atacar esa problemática. La victimización subió porque hay atracos constantes, pero el desgaste que hace la Policía para capturar a esos delincuentes a veces queda en nada. Las cuantías de los robos son menores y eso no tiene castigo.
¿Cómo asumió las actuaciones negativas de algunos policías?
Me dolieron en el alma. Quiero una Policía sensible y cercana al ciudadano. Los policías venimos de familias formadas en valores, pero lamentablemente hay personas débiles de espíritu. Por esos casos no se puede satanizar a la institución.
¿Cuáles fueron los momentos más difíciles?
Fueron varios, pero les pusimos la cara, como el atentado contra el exministro Fernando Londoño, el menor en Suba que fue quemado por unos policías, el asesinato de un uniformado en el ‘Bronx’, la desaparición y muerte del patrullero Jairo Díaz en Usaquén –que aún está en investigación– y la muerte de las seis personas en el (‘amanecedero’) Night Club.
¿Tiene en mente su mayor logro?
Traté de ser muy cercano a los ciudadanos y recibí ese reconocimiento de ellos.
¿Qué mensaje le deja a su sucesor?
No le deseo suerte al general Édgar Sánchez porque no la necesita. Le deseo éxito porque él es un hombre de éxito.
Los aciertos y los lunares
El general Luis Martínez logró una reducción histórica de los homicidios en Bogotá. Recibió la ciudad con una tasa por cada 100.000 habitantes de 22,1 y la entrega con 15,8, la cifra más baja en los últimos 30 años.
Otro de sus grandes logros fue la desarticulación de las principales estructuras de microtráfico en la calle del ‘Bronx’: ‘Gancho Homero’, ‘Gancho Mosco’ y ‘Gancho Manguera’.
Igualmente, la creación de las gerencias del delito le permitió hacer un seguimiento detallado de la actividad delictiva en las localidades y fijó metas a los responsables, lo que se tradujo en reducciones de la criminalidad.
Sin embargo, algunos lunares también se encargaron de marcar el paso de Martínez por la Policía de Bogotá, como la relación distante con la Administración Distrital, sobre todo en momentos críticos como los disturbios de TransMilenio, en marzo del 2011, y la reciente tragedia que cobró la vida de seis personas en el ‘amanecedero’ Night Club, de Bogotá, por la que varios uniformados están bajo la lupa.
Otros episodios, como la violencia entre hinchas –que este año ha dejado seis muertes–, el ‘paseo millonario’, que cobró la vida del agente estadounidense de la DEA James ‘Terry’ Watson, y la creciente sensación de inseguridad se suman al paquete de deudas.
La lucha frontal debe seguir
Para María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), el general Luis E. Martínez inspiraba autoridad. “Muchas de las ganancias en términos de violencia se le deben a la manera obsesiva que él tenía a la hora de enfrentar la criminalidad”. Por el contrario, piensa que él debió tejer un lazo más estrecho con la Administración Distrital. A su vez, Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), destacó que Martínez haya logrado reducir la tasa de homicidios en más de seis puntos. “El nuevo comando debe prestar especial atención al microtráfico, porque las intervenciones exitosas de Martínez también terminaron en una dispersión de la venta y el consumo de droga hacia otras zonas de la ciudad”, dijo el analista.
REDACCIÓN BOGOTÁ ELTIEMPO.COM

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