4 jun 2013

En cafetales del oriente de Caldas cosechan calidad

NEGOCIOS|LA PATRIA
Sea poco o mucho lo que recibe al vender su café en las cooperativas, siempre se lo compran. Por eso Jairo Valencia se sostiene en que no va a cambiar sus cafetales por otros cultivos. Hace unos 20 años es el propietario de la finca La Pica en la vereda San Pedro, a media hora de Manzanares, a la que se llega luego de caminar unos 25 minutos por una pendiente entre cafetales, desde la vía que comunica a Petaqueros con Manzanares.
"La verdad es que por la zona no hay nada como el café, por el clima es lo que mejor se cultiva. Siempre hemos vivido de esto y no nos ha hecho falta nada. Me podría poner a cultivar fríjol, pero corro el riesgo de no venderlo siempre. Con el café uno no regresa a la casa otra vez con la carga, todo se vende, mal o bien", dice Jairo con la mirada fija en sus cultivos.
Prueba de ellos es el esfuerzo que ha hecho en los últimos 10 años por tener un grano de mayor calidad, que le garantice el sustento de su familia. Por eso hace parte del grupo de 35 caficultores del oriente de Caldas con el UTZ Certified y que logró el cuarto puesto en el concurso que se realiza cada año en Boston (Estados Unidos).
En el evento internacional participaron 175 muestras de café de 13 países. Para la final se seleccionaron las 18 mejores, entre las cuales Caldas obtuvo 85,25 puntos, que la ubicaron en el cuarto lugar.
Jairo dice que el primer beneficio que reciben por la certificación, que en la zona tienen desde el 2003, es el sobreprecio por carga de café, el cual varía entre $ 15 mil y $ 30 mil. "Esa es una ayuda muy grande en momentos de crisis como en el que estamos. También tenemos muchos beneficios para préstamos para fertilizantes, para equipos de trabajo, con cuotas  muy favorables, son casi regalados. Ahora estamos con un programa para darnos máquinas nuevas a todos", relata.
Un sombrero aguadeño, un poncho para limpiar el sudor cuando recorre su finca y carga el café, y unas botas pantaneras son los elementos que porta a diario Jairo desde hace 41 años. Ese tiempo lleva trabajando en fincas cafeteras. Mientras Jairo relata la historia, su esposa, Rubicela López, prepara el almuerzo para los cinco trabajadores que en el momento tienen en La Pica, con 6 hectáreas de extensión. En el comedor las reglas son claras en un aviso: mantenerlo limpio y lavarse las manos antes de sentarse.
Ella le ayuda a su esposo a secar y escoger el café para vender. "Creo que lo que nos da el premio es la calidad, porque nos dedicamos a que todo esté bien hecho". Además de los procesos higiénicos que exige la calidad UTZ, la finca de Jairo y Rubicela cuenta con unas reglas sociales, entre ellas no dar trabajo a menores de edad.
"Cuando llegué, la finca era de un señor Bertulfo Pineda, fuimos cogiendo confianza, pero él tenía otro trabajador, entonces yo me iba por temporadas. Una vez me dijo que la trabajara. que el otro señor se iba a ir. Estuve dos años, pero luego dijo que la iba a vender, que por favor atendiera a quien viniera a preguntar por ella. Un día me dijo que hiciéramos un negocio, me la fió y la pagué en cuatro años".

Las mejoras

Jairo encontró en las certificaciones como UTZ una oportunidad para mejorar sus ingresos. Cuenta que la idea de certificar su cultivo fue de un funcionario del Comité de Cafeteros. Entonces empezó el proceso. "Nos visitaron y nos dieron ciertas indicaciones para cultivar y recolectar el café, con ciertas condiciones, resistente no solo a la roya sino a otras plagas, controlar mucho la broca y tener un proceso muy aseado. Por decir algo, tener máquinas que no dañen la almendra, que se haga un buen secado, un buen lavado. Otro requisito importante es mantener los secaderos limpios, que los animales no se echen en ellos y que no caminen por encima del café".
Germán Darío Restrepo, extensionista del Comité en Manzanares, explica los requisitos para que en la Cooperativa compren el café como certificado: que la humedad esté entre el 10 y 12 %, que tenga un porcentaje de merma por debajo del 20% (merma es la cascarita amarilla que cubre la almendra del café), que el porcentaje de broca esté por debajo del 1,5 %, que la pasilla no sea superior al 5 % (granos mordidos y dañados). Restrepo explica que el sobreprecio es variable, de acuerdo con el precio del momento está entre $ 15 mil y $ 30 mil.
El profesional del Comité destaca que los 35 caficultores que están certificados en Marquetalia y Manzanares no se dejan arrastrar por la crisis, sino que optaron por producir café de mayor calidad.
Jhon Jairo Valencia López, el hijo mayor de Rubicela y Jairo, también colabora en las labores. "Desde que tengo 6 años le ayudo a mi papá y al terminar el colegio me dediqué del todo a la finca. Me gustaría ser futbolista y si no se puede he pensado en presentarme a la universidad". Los otros dos hijos de la pareja son Alejandra, de 14 años, y Alejandro, de seis años. Además está el hermano mayor, hijo de Jairo, y que estudia en la Universidad de Caldas.
"Hace 20 años nos dedicamos al cafecito, siempre hemos vivido de él, no me veo en algo distinto, el pueblo me aburre y la ciudad creo que sería peor. La vida de nosotros es el campo", sentencia Rubicela.
Ella y Jairo están convencidos de que deben seguir trabajando para tener cada vez un mejor café, lo que les garantiza más ingresos y, por consiguiente, mejores condiciones de vida.

¿En qué consiste la certificación?

El certificado UTZ, que significa buen café, reconoce los productos sostenibles. También existe para cacao, té y rooibos. Se entrega cuando se cumplen con criterios económicos, sociales y medioambientales, con mejoras en gestión y métodos agrícolas.
Según información suministrada por el Comité de Cafeteros de Caldas, desde el primer año el productor debe cumplir en su finca con normas de seguridad, gestión agrícola, registro de operaciones, de los empleados y con protección medioambiental. Durante los años siguientes se añaden otros requisitos para una mejora continua.
Para garantizar el cumplimiento, a los caficultores les hacen anualmente una auditoría externa, y quienes no cumplen pueden perder la certificación.
Tomado de lapatria.com

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