268 personas se beneficiaron de un proyecto de la Cruz Roja de Colombia y España, que se realizó durante 18 meses en seis departamentos del país, entre ellos Caldas.
Al medio día del 8 de febrero del año pasado, Uriel Betancourt, un campesino de Manzanares (Caldas), pisó una mina antipersonal sembrada en los cultivos de coca que él arrancaba en la conflictiva zona de Anorí (Antioquia).Además de su tragedia personal, Betancourt, de 33 años, por poco sufre otra desdicha: la disolución del hogar que diez años atrás había formado con María Rodríguez, con quien tuvo un hijo que hoy tiene nueve años.
Pero la asesoría psicológica que recibieron durante el proyecto Fortalecimiento de la capacidad de respuesta de la población civil ante minas antipersonal y municiones sin estallar, MAP/MUSE, de la Cruz Roja Colombiana - Cruz Roja Española, que se clausuró este fin de semana en Manizales, les dio una segunda oportunidad.
Hoy, Betancourt, quiere conseguir un trabajo y que le cambien la prótesis que reemplazó su pierna. Y su esposa quiere salir adelante con su trabajo en una fábrica de confecciones de Bogotá.
"Estuvimos a punto de dejarnos. El niño también sufrió mucho por lo que pasó al papá, pero todos recibimos ayuda psicológica y logramos salvar nuestro hogar", comentó María.
Esta pareja es una de las 268 víctimas de minas antipersonal y municiones sin estallar beneficiadas por el proyecto CRC-CRE Minas 07 (su nombre abreviado), que se desarrolló en seis departamentos del país: Tolima, Caldas y Cauca, Zona Sur, y Santander, Cesar y Sucre, Zona Norte.
El departamento del país donde más accidentes con minas se presentan es Nariño y específicamente el municipio de Samaniego. Después de este están Antioquia, Cauca, Tolima y Caldas.
El proyecto fue financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional y el desarrollo (Aecid), que aportó 1.600 millones de pesos.
En Caldas llegó a 31 personas, el 90 por ciento habitantes del oriente alto del departamento, como Hincler Berruecos, un hombre de 33 años que hace 17 perdió su pierna izquierda y el 50 por ciento de la derecha por la explosión de una bomba en una heladería de La Dorada (Caldas), en una guerra interna entre paramilitares.
"Es la primera que me vinculo a un proyecto de esta clase. Recibí mucho apoyo psicológico y ahora solo espero la reparación por vía administrativa porque la reparación por la Ley de Justicia y Paz está demorada", dijo Berruecos, quien se gana la vida como celador en el puerto caldense sobre el río Magdalena.
Carlos Giraldo Gallón, director de Doctrina y Protección de la Cruz Roja Colombiana, afirmó que más allá de contribuir al bienestar de las víctimas de las minas antipersonal, lo que se buscó con este proyecto fue hacer visible esta problemática en el país.
Problema invisible
"Las víctimas de las minas antipersonal están invisibilizadas. Temen que la sociedad las estigmatice o tengan problemas con los actores del conflicto, pero Colombia es el país del mundo con más personas afectadas por estos artefactos explosivos: 3,5 diariamente", expresó Giraldo.
Y es que ni Afganistán o Irak -agregó Giraldo- tienen más víctimas por minas que Colombia, donde se estima que hay 300 mil sembradas.
Las minas antipersonal fueron potscritas por el Acuerdo de Ottawa, firmado el septiembre de 1997 y que entró en vigencia el primero de mazo de 1998 con el fin de poner término al sufrimiento y las muertes causadas por las minas antipersonal.
En noviembre próximo, en Cartagena, delegados de los 153 estados que hoy hacen parte del tratado se reunirán en la segunda Conferencia de Seguimiento del acuerdo, en la que se hará un balance del desminado (retiro de minas) militar y humanitario que se hace en el mundo.
Tomado de eltiempo.com
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